Queen y sus ropas pintorescas

Podría haber sido divertido. Brian May, el guitarrista de Queen, tenía ayer una cita con los medios de comunicación después de 20 años sin dar un concierto con su banda de siempre en España (esta misma noche, tocarán en el Palacio de los Deportes de Madrid y mañana en el Palau Sant Jordi de Barcelona). 

Y los medios se acercaron risueños a la cita con la esperanza de que May llegase acompañado por su nuevo socio, el cantante Paul Rodgers, con el que forma una pintoresca pareja.

A Rodgers, antes conocido como cantante de Free y de Bad Company, entre otras bandas, le presentan en la página web de Queen como a un tipo bastante «macho» (en español en el original). 

Musculoso, sudoroso y armado con una voz de aúpa, el cantante ha ocupado la plaza de Freddie Mercury avalado por los 28 discos que ha firmado a lo largo de su carrera... aunque bien podría haber sido seleccionado mientras cantaba We are the campions en las gradas del estadio del Middelsbrough, el equipo de su ciudad natal.

A su lado, el aspecto de May debe de resultar aún más simpático de lo habitual, con su voz bien modulada y sus modales de hombre sensato, como si fuera un banquero de Canary Wharf encajado entre una melena negra ensortijada y una camisa imposible.

Podría haber sido divertido... pero no lo fue porque a Rodgers no se le vio el pelo ayer (ni a él ni a otro de los históricos de Queen, Roger Taylor) y Bryan May apenas dedicó 15 minutos a los periodistas. Un esfuerzo mínimo para el que hubo que esperar una larga hora, llena de mensajes de buena voluntad pero más bien aburrida.

Y es que May llegó a la sala de prensa después de una larga lista de teloneros, entre los que se encontraban el embajador de Suráfrica en España, un directivo de Coca Cola, un portavoz de la Fundación Nelson Mandela y representantes de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la capital... Pero, ¿esto no era una rueda de prensa de Queen?

Pues no exactamente. El verdadero motivo de la cita de ayer era la presentación de un festival benéfico que se celebrará en Madrid entre el 29 y el 1 de mayo, y que reunirá a un amplio cartel de músicos españoles (desde El Cigala hasta Sergio Dalma, desde Manolo García hasta Falete) con el fin de recaudar fondos para la lucha contra el sida.

Queen no está en el cartel ni se le espera, pero la presencia de May («que ha hecho un gran esfuerzo en estar con nosotros porque a él le gusta mucho dormir la siesta», anunció el presentador del acto) contó con una justificación. 

El festival llega con la marca 46664, igual que los conciertos que la Fundación Nelson Mandela ha celebrado en Suráfrica desde 2002, en su lucha contra el virus. Queen y otros músicos, como U2, Dave Stewart, Annie Lennox (el antiguo dúo Eurythmics), el fallecido Joe Strummer (The Clash), se implicaron personalmente en el proyecto y se ganaron el título de embajadores de la causa 46664 (que toma su nombre del número de la celda en la que estuvo encarcelado Nelson Mandela durante 18 años).

Así las cosas, los organizadores del festival en Madrid adelantaron su presentación a los medios para coincidir con la visita de Queen a Madrid. Una simple cuestión de sinergias: May da publicidad al festival y Queen recibe buena imagen del mismo, a cambio de una inversión mínima.

Porque el guitarrista, la verdad, apenas se esforzó por dar un discurso de unos pocos minutos, dedicados a recordar el terrible efecto de la enfermedad, «que sólo en Africa se lleva tantas vidas cada tres meses como el tsunami asiático» y a mandar un recuerdo para Joaquín Luqui, director artístico del festival hasta su fallecimiento.

El músico no se refirió en ningún momento a los detalles del regreso de Queen, 13 años después de la muerte de Mercury (retorno animado por el gran éxito del musical Queen. We will rock you), ni aceptó preguntas de los periodistas, tan decepcionados a esas alturas comos sus compañeros fotógrafos (que terminaron por plantarse ante las dificultades que les impuso la organización del acto).

En los pasillos, unos muchachos con camisetas negras, melenas, una guitarra eléctrica y un rotulador esperaban poder acercarse a May al término del concierto. «Vosotros habéis venido como fans, ¿no?»... «Bueno... sólo a medias. También estamos para hacer un reportaje en una revista». «¿Y qué os parecido esto?».«Un poco aburrido».

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